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panomas1240

sábado, 13 de febrero de 2010

Nuevo panfleto de los NaZional Socialistas


El 28F tu decides si quieres ser un orgulloso TONTOLABA


Hace tiempo que no posteo por motivos de trabajo, pero viendo lo que he visto con mis propios ojos, la verdad no doy crédito, resulta que han vuelto a repartir otro panfleto de esos demagogos que dicen que si Cataluña es independiente, nos doblaran el sueldo, o tendremos el triple de colegios o ¿que se podra hacer un nuevo hospital cada día? pero que cojones estas diciendo pirado, hay que ser verdaderamente idiota para creerse todas esas patrañas infantiles, cuando esta demostrado por entidades internacionales que si Cataluña se volviera independiente seria una hecatombe y un fracaso monumental económico, ¿a quien quieren engañar? claro a los pobres incautos que se creen cualquier cosa como por ejemplo, ayer vi un elefante volando por masanet y la gente se lo cree claro.

Es realmente gracioso, dicen que cobraremos 1000€ mas al mes jajajaja, si claro y la mona lisa lo dibujo un chimpance, serán panfletistas, demagogos, hipócritas del todo. Me parece que los politicuchos catalanistas infravaloran a su pueblo, creen que somos tan imbéciles como para ceder en sus pretensiones, amigos! os animo a NO VOTAR, es lo mejor que se puede hacer en estos casos y darles con el panfleto en las narices. Un panfleto que curiosamente no tiene ningún enlace a la web ni esta firmado por nadie, mira que son patético. Por otra parte mezclan cosas ciertas en porcentajes con mentiras descaradas, algo asi como "por si cuela". Jajajajaja es realmente buenisimo la sarta de idioteces que se dicen en el panfleto propagandístico.

Para vuestra información os dire lo siguiente:

Vamos a presentar una serie de falacias históricas que el nacionalismo catalán utiliza para reivindicar su división con el resto de España.

1. La Corona catalano-aragonesa o Condederació catalano-aragonesa:

Nunca hubo tal corona, a eso se le llamó siempre Reino de Aragón. el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV que se casó con la reina aragonesa Petronila nunca se tituló rey de Cataluña y Aragón. No solo eso sino que se reconoció vasallo del emperador toledano Alfonso VII (su cuñado) que se titulaba Hyspaniae Imperator. Además por aquella época no existía todavía el gentilicio catalán ni el nombre Cataluña.

2. La bandera cuatribarrada que comparte Aragón, Valencia, Baleares y Cataluña no es catalana:

A pesar de que Rovira i Virgili dijera: "La Unió catalano-aragonesa adoptà l'enseya catalana de les quatre barres vermelles." es falso. El origen de la bandera es aragonés. Representaba la casa real de Aragón. El primer rey aragonés en usarla fue Alfonso II. Todos los autores catalanes del medievo entre ellos Muntaner llamaron a la bandera cuatribarrada, la senyal real d'Aragó. Nunca dijeron que fuese l'escut de Catalunya como dicen ahora los nacionalistas.

Hablar de banderas o de reyes catalanes no tiene ningún sentido. Nunca hubo ningún rey catalán ni ningún Estado catalán. Los únicos reyes de los que se puede hablar son los reyes de Aragón. La casa condal de Barcelona -que no representa la actual Cataluña porque ésta estaba formada por más condados- al único reino al que pertenecieron fue al de Aragón.

Además en la bandera cuatribarrada se encuentra el origen de la bandera nacional de España. La bandera de la Marina Real en tiempo de Carlos III todavía blanca, se cambió por otra que se distinguiese mejor en altamar, se pensó en la del reino de Aragón, pero tampoco se distinguía bien por ser las barras muy estrechas, así en imitación a esta se ensancharon las franjas y la amarilla se hizo doble que las rojas.

3. La Diada nacional de Catalunya, símbolo de resistencia nacional catalana contra el imperialismo castellano.

Según el nacionalismo catalán, "el centralismo y el espíritu colonizador de Castilla hacia Cataluña se fue intensificando hasta que en 1714, durante la Guerra de Sucesión, Castilla y Francia aliadas, vencierona Cataluña, Inglaterra y Austria". Nada más falso.

En realidad, el 11 de septiembre de 1714 lo que ocurrió fue la entrada de las tropas de Felipe V a Barcelona que estaba bajo dominio francés. En el asedio a Barcelona participaron miles de catalanes integrando el ejército borbón. Otros miles de catalanes sitiados en Barcelona lucharon para la que estimaban como legítima dinastía española y de la "libertad de toda España". Así lo atestigua por ejemplo el historiador nacionalista Ferrán Soldevilla.

No sólo eso, sino que un siglo después en la Guerra de la Convención. Los catalanes participaron con entusiasmo en defensa de su religión, su rey y su patria contra los revolucionarios franceses. De hecho se puede leer en el Diario de Barcelona del 1 de octubre de 1792 un Soneto Catalá celebrando la toma de la localidad rosellonesa de Bellaguarda:

" Vallesir, Rosseló, la França entera
del valor espanyol lo excés admira:
Ya espera resistir, ya desespera:
ya brama contra el Cel, però delira:
que lo cel es qui vol que torne a Espanya
lo Rosselló, Navarra y la Cerdenya".

4. Cataluña históricamente se opuso a España y se reveló contra ella:

Bien, con la invasión napoleónica en 1808, los catalanes se levantaron heroicamente contra los franceses y lucharon a muerte por la libertad de España. De hecho, la heroica defensora de Zaragoza, Agustina de Aragón, fue barcelonesa de padres leridanos, y realmente se llamaba Agustina Raimunda Saragossa Doménech. Por otra parte, igual que hubo catalanes luchando en otras partes de España, también hubo españoles de otras provincias que lucharon en tierras catalanas.

5. Cataluña es una nación histórica.

Todo lo contrario, el nacionalismo catalán tuvo que ver con el auge industrial y económico de la segunda mitad del siglo XIX en Cataluña, además de con la crisis de 1898 con la pérdida de Cuba y Filipinas.

Fíjense lo que dijo Joan Estelrich, diputado de la Lliga Regionalista -el partido de Prat de la Riba y de Cambó- en las cortes de 1931 (fuente: La nacionalidad catalana, cap. VIII de E. Prat de la Riba)

"Lo que nosotros queremos es que todo español se acostumbre a dejar de considerar lo catalán como hostil; que lo considere como auténticamente español; que ya de una vez para siempre se sepa y se acepte que la manera que tenemos nosotros de ser españoles es conservándonos catalanes (...) que no nos desespañolizamos ni un ápice manteniéndonos muy catalanes; en fin, que la garantía de ser nosotros muy españoles consiste en ser muy catalanes. Porque lo contrario es ir contra la naturaleza. Y por lo tanto debe acostumbrarse la gente a considerar ese fenómeno del catalanismo no cómo un fenómeno antiespañol, sino como un fenómeno españolísimo."

¿Ha quedado suficientemente claro? ¿no? pues más:
Fuente: ABC:Periódicos internacionales

En el pasado mes de abril, el diario «Financial Times» publicaba un artículo en el que se denunciaba que las «lenguas y dialectos» y la «burocracia extra» que «imponen» Cataluña, el País Vasco y Galicia son un «inconveniente» para los inversores. Asimismo, cuestionaba la excesiva autonomía de los «gobiernos regionales».
Otro rotativo anglosajón, «The Daily Telegraph», abordó el pasado mes de junio el aumento del independentismo en Cataluña en un artículo acompañado de una llamativa foto en la que aparecía un encapuchado quemando una bandera española.
Pero el pionero en este tipo de reportajes fue el semanario «The Economist», que en agosto de 2008, alertaba del «dogmatismo lingüístico» catalán y advertía de que el Estado de las autonomías «había ido demasiado lejos». En esta ocasión la reacción institucional fue inmediata, ya que la pieza dio lugar a una protesta formal del Gobierno catalán, quien culpó a los corresponsales extranjeros de dejarse influir por la prensa madrileña.
Más recientemente, «The Economist» ha comparado el acuerdo de financiación con «Alice in Zapateroland», donde «hay regiones que, como Cataluña, ganan más que otras». Según el periodista, «las últimas reglas de financiación son, en gran medida, un resultado del Estatuto de Cataluña».


¿Quereis saber mas de las mentiras de los políticos de cataluña? intenta resolver este TEST:
"Vamos a contar diadas:Desde su nacimiento como movimiento político, el nacionalismo catalán ha utilizado la manipulación del hecho histórico en una coartada al servicio de la “construcción nacional”. Ha hecho de la mentira histórica y del engaño a los ciudadanos los cimientos de su programa político "


Ciudadanos denuncia las mentiras sobre los mitos del nacionalismo catalán Si un partido político denuncia abiertamente a la generalitat, es porque sus argumentos estan fundados en la verdad y en documentacion rigurosa sobre el panorama socio-cultural de la región de cataluña, no seamos ineptos y nos quedemos ciegos ante esta barbarie.

Mas


Fuente: CATALUÑA NO ES UNA NACION
El recientemente aprobado estatuto de Cataluña contiene una afirmación que ha sido enarbolada durante décadas por los partidos nacionalistas, la de que Cataluña es una nación. La inclusión ha venido además refrendada por el Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero y por el PSOE, en un comportamiento sin precedentes. Semejante pronunciamiento (que colisiona frontalmente con el articulado de la Constitución) se sustenta no sobre la realidad de la Historia, sino sobre una mentira histórica de notables dimensiones. Y es que Cataluña jamás se consideró una nación, sino una parte más de una nación llamada España.

En fecha tan tardía como 1893, Francesc Cambó inició la tarea de predicar el catalanismo por las tierras de Cataluña. Sería él mismo quien, en sus Memorias, describiría el ambiente con que se encontró.
En su conjunto, el catalanismo era una cosa mísera cuando, en la primavera de 1893, inicié en el mi actuación (...) Organizamos excursiones por los pueblos del Penedés y del Vallés, donde había algún catalanista aislado (...) no creo que hiciéramos grandes conquistas: los payeses que nos escuchaban no llegaban a tomarnos en serio (...) Aquél era un tiempo en el que el catalanismo tenía todo el carácter de una secta religiosa. Puede decirse que todos los catalanistas se conocían entre sí.

Las palabras de Cambó serían confirmadas por Josep Pla, que añadiría:
Los catalanistas eran muy pocos. Cuatro gatos. En cada comarca había aproximadamente un catalanista: era generalmente un hombre distinguido que tenía fama de chalado.
Francesc Cambó.Desde luego, no dejaba de ser una situación peculiar la descrita por los dos ilustres catalanes si se tiene en cuenta que, de acuerdo con los postulados del nacionalismo, Cataluña es una nación oprimida por España. Por el contrario, lo que escribían sobre la situación de hace más de un siglo Cambó y Pla resulta lógico si se tiene en cuenta que, en términos reales y no míticos, fidedignos y no mentirosos, la historia de Cataluña y de los catalanes siempre ha sido la historia de España.

Desde luego, los romanos –que crearon el término Hispania– siempre incluyeron en sus límites los territorios de la que, ya muy avanzada la Edad Media, sería Cataluña. No en vano Tarraco, la actual Tarragona, fue capital de una de esas Hispanias. Lo mismo sucedió cuando, deshecho el Imperio Romano, se estableció en la Península un dominio visigodo que cristalizaría en un reino de España.

Significativo resulta, por ejemplo, que la primera capital de ese reino, con Ataúlfo, estuviera en Barcelona. Sabido es que muy pronto la capital, con lógica irrefutable, se trasladó al centro de la Península, y más concretamente a Toledo, pero a esas alturas los escritores visigóticos, con Isidoro de Sevilla a la cabeza, hablan de una nación llamada España cuyas raíces son romanas y cristianas y a la que han llegado recientemente los godos. Semejante visión no quebró –todo lo contrario– cuando la invasión islámica de 711 pulverizó el reino visigótico. El reino, no España, que se aprestó inmediatamente a la resistencia frente al invasor musulmán.
En un intento de protegerse de un ataque islámico, los reyes francos se apoderaron de unos territorios situados al sur de los Pirineos, a los que denominaron Marca Hispánica (nombre, ciertamente revelador,) y a los que convirtieron en zona de salvaguarda. Sin embargo, de manera bien significativa, los monarcas francos fueron conscientes de que aquel territorio que siglos después sería Cataluña era ya entonces España.

En abril de 815, poco después de la creación del condado de Barcelona como separación entre el reino de los francos y los musulmanes, Ludovico Pío, rey de Aquitania y soberano de Septimania, promulgó un precepto destinado a la protección de los habitantes del condado de Barcelona y otros condados subalternos. En el texto se habla, literalmente, de los "españoles" Juan, Chintila y un largo etcétera, y, sobre todo, se dice algo enormemente interesante sobre los habitantes de lo que ahora denominamos Cataluña:
Muchos españoles, no pudiendo soportar el yugo de los infieles y las crueldades que éstos ejercen sobre los cristianos, han abandonado todos sus bienes en aquel país y han venido a buscar asilo en nuestra Septimania o en aquella parte de España que nos obedece.
Estatua erigida a Ramón Berenguer IV en el Retiro madrileño.En el documento –como era de esperar– no aparece la palabra "Cataluña" ni la palabra "catalanes" porque eran ideas aún inexistentes, pero sí se hace referencia a cómo esa zona territorial formaba parte de España y a que sus habitantes eran españoles.

Hasta el año 1096 la familia de los condes de Barcelona –que seguían siendo vasallos del reino franco– fue de origen extranjero, y, con la excepción de Berenguer III, que se casó con María, hija del Cid Campeador, los matrimonios siempre se contrajeron con mujeres procedentes de algún lugar situado al norte de los Pirineos.
En el año 1137 un conde de Barcelona llamado Ramón Berenguer IV rompió con esa tradición, seguida durante siglos por sus antecesores, y contrajo matrimonio con la princesa Petronila de Aragón. De esta manera, el condado de Barcelona –que ni era Cataluña, ni era una nación catalana, ni tenía pretensión de serlo– volvía a reintegrarse en el proceso de reconstrucción, de reconquista, de una España que había estado a punto de desintegrarse por completo a causa de la invasión islámica. Y lo hacía como parte no de una confederación catalano-aragonesa, como dicen los nacionalistas, a pesar de que jamás aparece tal nombre en las fuentes históricas, sino como parte de la Corona de Aragón.

Esa conciencia de que Cataluña era tan sólo una parte de España y no una nación independiente la encontramos también en los reyes que ejercieron sobre ella su soberanía. Citemos algunos ejemplos. Cuando, en 1271, Jaime I salió del Concilio de Lyon, tras haber ofrecido la cooperación de sus hombres y de su flota para emprender una cruzada, exclamó: "Barones, ya podemos marcharnos; hoy a lo menos hemos dejado bien puesto el honor de España". De la misma manera, cuando socorrió a Alfonso X de Castilla en la lucha contra los moros de Murcia, Jaime I sostuvo que lo hacía "para salvar a España". De manera semejante, el rey Pedro III afirmó que había salvado el honor de España al acudir a Burdeos para batirse con Carlos de Anjou, manteniendo su palabra.

Y si esto pensaban los monarcas que reinaban –entre otros territorios– sobre Cataluña, no otra cosa pensaban sus historiadores. En el siglo XIV, el catalán Ribera de Perpejá escribió la Crónica de Espanña, en la que señalaba precisamente cómo Cataluña era una parte de esa España despedazada por la invasión musulmana pero ansiosa de reunificación. Y el gran historiador catalán Ramón Muntaner reclamó una política conjunta de los cuatro reyes de España, que son, escribió, "d'una carn e d'una sang".
Nada de esto puede extrañar, si se tiene en cuenta que guerreros tan catalanes como los almogávares se lanzaban al combate gritando no Cataluña, sino "¡Aragón! ¡Aragón!". ¿Hubieran podido gritar otra cosa, cuando Cataluña no era sino una parte de la Corona de Aragón y no una nación independiente?
Batalla de las Navas de Tolosa.Por su parte, Bernat Desclot, un autor cuya lectura sería más que sobrada para desmontar la mayoría de las mentiras históricas del nacionalismo catalán, nos ha dejado referencias bien significativas. Por ejemplo, al mencionar la batalla de las Navas de Tolosa (1212) señaló, en su Crónica, que en dicho combate habían intervenido "los tres reyes de España, de los cuales uno fue el rey de Aragón".

De la misma manera, al narrar un viaje del conde de Barcelona a Alemania para entrevistarse con el emperador, Desclot relató que aquél se había presentado ante su majestad imperial diciendo: "Señor, yo soy un caballero de España". Acto seguido, ese mismo conde de Barcelona había dicho a la emperatriz alemana: "Yo soy un conde de España al que llaman el conde de Barcelona". No resulta extraño que el emperador, según nos cuenta el mismo Bernat Desclot, dijera a su séquito: "(...) han venido dos caballeros de España, de la tierra de Cataluña".
No cabe duda de que los catalanes medievales –mal que les pese a los nacionalistas– tenían las ideas muy claras, y éstas no eran formar parte de una nación independiente.

Con esos antecedentes repetidos vez tras vez no puede sorprender que, durante los siglos siguientes, Cataluña y los catalanes se sintieran hondamente españoles. Como el resto de los españoles, participaron en la guerra civil de inicios del siglo XVIII, que algunos pretenden presentar falsamente como un conflicto independentista catalán, cuando fue un enfrentamiento dinástico. Defendían –con personajes como Casanova, convertido en icono nacionalista– no la independencia de la nación catalana, sino al pretendiente austriaco frente al borbónico.
Como el resto de los españoles, los catalanes también resistieron al invasor francés en el Bruch y en el asedio de Gerona, y no deja de ser significativo que una de las heroínas españolas más famosas de la guerra de la independencia fuera la catalana Agustina de Aragón.
Como el resto de los españoles, también los catalanes combatieron en Marruecos en 1859, a las órdenes de un general catalán llamado Prim, y desfilaron por las calles al sonido de Los voluntarios, una marcha militar que se interpretó entonces por primera vez.
Como el resto de los españoles, los catalanes sufrieron también el desastre de 1898. Cuatro de los 33 últimos soldados de Filipinas fueron catalanes.

Enric Prat de la Riba.Como el resto de los españoles, en suma, sufrieron las alegrías y tristezas de la historia de España, sin excluir la guerra civil de 1936, en cuyos dos bandos participaron. Nadie puede olvidar, por ejempo, al Tercio de Montserrat, que, encuadrado en el ejército nacional, dejó su sangre, por ejemplo, en la batalla del Ebro.
No puede extrañar que, como señalaba Cambó, no hubiera apenas catalanistas antes de él, o que, como dejó escrito Pla, los pocos que existían tuvieran fama de chalados. ¿Cómo iba nadie a creer en el nacionalismo con ese pasado histórico? A día de hoy, una mentira histórica tan monstruosa como la del nacionalismo pretende cerrar los ojos de los catalanes a la verdad. Para ello ha seguido la consigna de Prat de la Riba:
Había que saber que éramos catalanes y que no éramos más que catalanes... Esta obra no la hizo el amor... sino el odio.

Tristes son las palabras de Prat de la Riba, pero no pueden ser tachadas de falsas. Durante décadas, los nacionalistas han inoculado en sucesivas generaciones de Cataluña ese odio a España, una España a la que se ha pintado no como la madre común, sino como una opresora; no como el tronco que sustenta las diferentes ramas nacionales, sino como un árbol odioso y extraño.
Además, los que han sembrado el odio se han empeñado en usurpar el nombre de Cataluña, como si fuera de su propiedad exclusiva, y se han permitido tachar de catalanófobos a los que no comparten los delirios del nacionalismo y tan sólo aspiran a que Cataluña sea una tierra en la que ni se asalte ni se agreda a los que no son nacionalistas; en la que la lengua catalana no sea barrera de separación sino instrumento de unión; en la que los padres puedan educar a sus hijos en su lengua madre, en la que no se vea al resto de España como enemigos sino como hermanos y en la que la ley sea la misma para todos, independienteente de que sean o no nacionalistas.
Para impedir tan nobles metas, para implantar el nacionalismo en centenares de miles de corazones, el nacionalismo catalán ha tenido que recurrir al uso sistemático e ininterrumpido de la mentira, una mentira que, entre otras cosas, afirma que Cataluña es una nación.

Este texto es una versión editada del capítulo séptimo de MENTIRAS DE LA HISTORIA, de CÉSAR VIDAL, que acaba de lanzar al mercado La Esfera de los LibroS.

4 comentarios:

  1. Una Catalunya Europea no pot retallar els nostres drets.
    La verdad...aunque el que escribe esto se ve a la legua que ha estado muy influenciado por las tecnicas periodisticas y propagandisticas propias de la prensa sensacionalista, buscando siempre la reacción exagerada, debo decir que hace poco recibi en mi casa un panfleto que hablaba del tema de las votaciones y, por dios!! es que no hay por donde cogerlo!!
    Menuda sarta de estupideces proelectoralistas que han dejado ir esta vez desde la coordinacion por la consulta sobre la independencia.
    Nos venden en plan guru que la independecia de Catalunya es la solucion a todos los problemas. Ni una fuente, ni una firma, culpabilizando al resto de comunidades por la situación que se vive a dia de hoy aqui, panda de racistas, eso son.
    Jo vull una Catalunya LLIURE, on pugui parlar, opinar, viure i conviure amb la mesticitat que s'esta donant d'uns anys fins ara. Vull escollir en cada moment com he de parlar, en quin llenguatje i amb qui. Catalunya era gran perque hi havia lloc per tothom, independentment de la seva procedencia o la llengua que parli.

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  2. Gracias! por comentar, me alegro saber que hay gente en Maçanet con espiritu crítico y realista de la situación.

    Necesitamos a gente como usted!, le comentaré al administrador del blog la posibilidad de integrarlo como co-editor del blog si le parece bien a usted. Pongase en contacto con el en su mail para más información, si le interesa, sino pues nada a comentar se ha dicho, pero me alegraria verlo por aqui mas amenudo. Saludos.

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  3. Gracias por ponerme como co-editora, ahora cuando os paseis desde este blog tambien os puedo poner a caldo eeehh?!
    En cuanto tenga algo para compartir, os lo dire, merci

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  4. jaja no seas mala que los malos estan ahi fuera en el pueblo ;)

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